martes, 9 de septiembre de 2014

Gracias a un enfado

⬡ El viernes pasado volví a subirme al tren para dirigirme a una estación cercana en donde se encuentra una clínica femenina. En el tren es común que muchos japoneses eviten sentarse a mi lado y no es que yo huela mal, es que es una feísima costumbre que excusan diciendo que les da miedo o apuro no saber responder en inglés si les habla un extranjero (¿!)

Bueno, volviendo al tema. Desde hace medio año voy una vez al mes aproximadamente a la consulta, charlo con la doctora y receta en mano (de medicina kampo) compro en la farmacia el medicamento correspondiente (no sufro ninguna enfermedad grave, aviso).  

Eso sucedía hasta este viernes, el día en el que decidí cortar esta rutina.

¿Qué sucedió? algo que no suele pasarme y es que me enfadé mucho. Tenía hora a las 16:00 y llegué unos ocho minutos antes por si acaso. La sala de espera estaba a rebosar, apenas quedaban asientos libres y me senté como pude. Delante de mí observé como llegaban más personas y también como iban siendo llamadas para acceder a consulta cada una de las pacientes japonesas. Pasaron las 16:15, después las 16:30 y una de las pocas personas que quedaban ya por atender se acercó a la enfermera, le dijo algo al oído y la enfermera le respondió. A los pocos minutos cuando pensé que ya debían llamarme, esa mujer pasó delante de mí y se sonrió.

Después de esto claramente entendí que habían colado hasta la última persona que había llegado bastante después de mí. Eran las 16:40 y consulté a la enfermera que cuándo podrían atenderme, ella dijo que lo sentía mucho pero que llevaban una hora de retraso... no había nadie ya esperando cuando aparecieron tres pacientes más.

Un rato eterno después, vi cómo la enfermera desaparecía y comprendiendo que estaba viviendo un típico trato racista, me acerqué a otra enfermera y le dije: "no puedo aguantar más, vine hace una hora, cancelo la cita". Estas palabras en Japón son fuertes, aunque en España no lo sean tanto, supone decir que te estás enterando de lo que pasa y que no permites que te vacilen, además de que ellos pierden un cliente y que en la época de internet los foros están llenos de críticas influyentes. En Japón es mejor decir con pocas palabras mucho.

Bien, vi la cara de sorpresa de todas las personas que había en la sala, nadie esperaba que yo hablara japonés y menos que dijera esas palabras.

Salí sintiéndome aliviada, en muchas ocasiones y con demasiada frecuencia vivo situaciones racistas pero en la mayoría de los casos no hay manera de demostrar que me estoy dando cuenta y expresar mi falta de aceptación. El viernes sí pude. Me siento fortalecida.

abejaQueen ⬡ os dice Arigato!


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